Trabajar en producción de TV es algo totalmente ambiguo. Un día te rompés el lomo de sol a sol, buscás perros estrellas, caniches que viven en barrios privados, oficinas donde filmar una escena de negocios turbios, trasladás actores, calentás lasagnas y couscous marroquí en el microondas, encargás 5 docenas de medialunas de manteca, comprás algodón, Mendicrim de tres kilos y Actron Fem rápida acción para las famosas indispuestas.
Pero, al otro día, pasan cosas tan inesperadas como la de hoy. El rodaje fue en un hotel gayfriendly y mi trabajo consistió en estar tirada en una cama King andá a saber haciendo qué. De pronto me levanté para cebar unos mates, para hacer pichín (aunque me abrieron la puerta) y para recibir a esa tal cantante EMME alias tengo el ego por las nubes.
La vida es asi...imprecisa, inesperada, sorpresiva, maravillosa, melancólica...
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