viernes, 28 de enero de 2011
Ser o no ser un pez. Esa es la cuestión.
Mientras buceaba e interrumpía la tranquilidad de la paz marina pensaba en la vida de los peces. No tienen gobierno, no tienen que pagar el ABL, no se ponen botox, ni se operan de sinusitis. Nunca bajaron una pelicula de internet ni se comieron una uva en el supermercado. No se ponen gel, no conocen las muestras gratis de acondicionador, ni juntan millas para ganarse un pasaje al otro lado del mar. Asique gracias al tanque respirador que me mantenía sumergida en las profundidades del pacífico, yo pensaba en la vida del pez. Por el contrario, el instructor se ocupaba en acariciar un pulpito que luego se convertiría en ceviche. No entiendo por qué Juan Luis Guerra querría ser un pez siendo la vida del hombre tan apasionante.
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