martes, 15 de marzo de 2011

Hombres

Este es un mensaje para el Dios de los hombres, los varones, los machos, los valientes, los garcas, los fenómenos, los caballeros, los individuos con pelos en el pecho.
¡Dejá de mandarme seres que no valen la pena! Estoy tranquila con mi soltería, ¿Para qué agitarla?

Que uno tiene novia, que el otro no me responde los mensajes, que uno sólo quiere acción y el otro casarse. Que uno se depila y otro se pinta las uñas (sí, tuve la mala suerte de cruzarme con ese tipo de especimen). Que uno compite con sus amigos a ver quien se come a la más fea, que otro compite a ver quien se levanta a la más linda. Que uno proyecta a futuro, que el otro no quiere saber ni lo que va a pasar dentro de cinco minutos. Que uno te quiere besar y le corrés la cara. Que al que querés besar te corre la cara. Que uno no estudia y el otro estudia tanto que desaparece por días. Que uno te persigue, que el otro te evita. Que uno te deja por los amigos. Que el otro deja a los amigos por vos. Que uno es el rey de los silencios incómodos. Que el otro te calla dándote un beso. Que uno te pide que te quedes a dormir. Que el otro te pide que te vayas. Que uno empezó siendo tu amigo. Que el otro de entrada fue más que un amigo. Que uno te mira a los ojos. Que el otro te mira a las tetas. Que uno te pinta el mundo color de rosa. Que el otro decolora tu mundo con tintes de negro. (Admito que algunas de estas características también pueden ser aplicadas al sexo femenino)

En fin, Cupido sos un borracho drogadicto que evidentemente algo estás haciendo mal. No sé si es por un problema de alineación de los planetas o porque quedaste traumatizado después de ver los falsos amores de San Valentín. Pero ya viví de todo. Mandame uno normal o dejame en paz. Estos indefensos no valen la pena.

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