sábado, 18 de septiembre de 2010

Mundo plástico

Yo creía que las jugueterías seguían siendo paradisíacas. Pero no. Hoy, fui a comprarle un regalo a mi sobrino que cumple 4 años. Cuando pasé por el sector de las barbies me sentí como en "Bailando por un sueño". Es que esas muñecas que me acompañaron en mi infancia, ya no son más que simples pedazos de plástico con 450 de lolas y unos labios supercolagenados.
No nos sorprendamos entonces cuando muchos dicen que las niñas se están salteando la infancia por usar corpiño a los 8, plancharse el pelo a los 5 y usar borcegos a los 3. Es que en parte, son influenciadas por sus propias muñecas.
Los valores de las niñas están siendo opacados por la barbie travesti, la barbie que es gerente de una empresa internacional y tiene 3 descapotables y una casa en Miami y la barbie que gracias a su última liposucción tiene su placard lleno de minifaldas.

Cuando yo era chica tenía varias barbies, cada una con su respectivo objeto de la década del 90, por supuesto (léase ésto como bañadera, cama matrimonial, mesitas... sencillo) Pero UNA sola barbie era mi PREFERIDA, inocente, con vestido de novia y con la cual jugaba a ser una Susanita más. Y qué decir cuando llegó Ken a mi living, fue una emoción tan grande.
El materialismo llegó ahora a su máxima potencia y este mundo plastificado copó las jugueterías.

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