lunes, 1 de noviembre de 2010

Atentado a la ortografía

DECAPITÉ A LA H DEL TECLADO. PARA QUÉ LA QUIERO, SI TOTAL ES MUDA.


¡¡MENTIRAAAA!! A gritos pido que vuelva mi H. Sino, pasan guarangadas como estas...

-Ola.
-¿Eh?
-Ola.
-Ah sí, están bravas

-¿Qué hacés?
-Acá, ablando.
-¿Qué ablandás? ¿La masa?
-No, por teléfono.

Teatro del absurdo a su máxima potencia. Ridiculeces como esas pueden pasar sin la H. No menospreciemos su silencio, que bien contribuye a la armonía del lenguaje.

-Experimento: Si no recupero a mi H decapitada, puedo volver al español antiguo. Qué fermosa como fabla.

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