Hace un año y medio que no escribía (a excepción de la última vez que fue hace 30 segundos)
En un post anterior escribí sobre las inconformidades de mi vida. Y dios y la Virgen de Santamaría en el Monte Carmelo, vaya que todo cambió en este tiempo.
Ahora, no sólo soy una persona cool porque sonrío más, sino que me gané la confianza de mi balanza. Dejé de meter a todos los hombres en la misma bolsa de mierda, le abrí un agujerito y me enamoré.
El sueldo era otro gran dilema. No se crean que ahora me van a ver en la lista de Forbes de las mujeres más ricas pero al menos sobrevivo.
Todo cambia, sólo es cuestión de paciencia. Lo único que sigue igual con el paso del tiempo es mi consejo: Libérense, putas. Allá afuera, hay un hombre dispuesto a llenarlas de amor.